domingo, 24 de junio de 2012

Queso de cabra

"¿Te gusta el queso de cabra?", preguntó ella. Y él pensó que sí, que le gustaba el queso de cabra, pero también pensó que amaba aquellos ojos que le miraban desde el otro lado de la mesa, que amaba aquellas manos que se movían del tenedor a la coca-cola, que amaba aquella voz, aquel pelo que se agitaba al aire de diciembre, y no dijo nada. Se dió cuenta de que la mujer esperaba una respuesta. "Sí, sí me gusta", dijo, y la siguió amando.